Quisiera esa tarde divina
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
Con el paso lento y los ojos fríos ;
y la boca muda, dejarme llevar;
ver como se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver los peces pequeños y no despertar;
perder la mirada,distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar.